Izaskun Álvarez Cuartero y Alberto Baena Zapatero (eds.) (2021). En compañía de salvajes. El sujeto indígena en la construcción del otro. 292 págs. Madrid: Iberoamericana-Vervuert. ISBN: 978-84-9192-211-7.

El siguiente libro presenta una serie de estudios que tienen como eje primordial la construcción de la imagen del otro no europeo, dando importancia al cómo se estructuraron y asimilaron las diferencias culturales en los territorios coloniales. Aun siendo un tema que tiene un largo recorrido académico, sigue teniendo vigencia debido a que ayuda a fomentar una metodología interdisciplinaria que permite tener un mejor entendimiento de las visiones creadas entre los dominadores y los dominados y de cómo estas son perpetuadas hasta el presente. Si bien el libro presta una especial atención a la América colonial hasta comienzos del siglo XIX, también se integran otros aspectos relacionados con la experiencia colonial española en Marruecos y Filipinas.

Dentro de los estudios sobre la alteridad y la visión del otro, el estudio de la imagen construida por el no europeo contiene una mayor dificultad debido a la evidente falta de fuentes de la percepción que estos tenían sobre el otro. Por ello, es de gran importancia el trabajo antropológico realizado por Óscar Muñoz Morán en la localidad boliviana de Coipasi, el cual permite interpretar las percepciones de la población sobre el alma y el cuerpo a través del estudio de las cabezas voladoras como mecanismo de entrada y salida de las fuerzas anímicas en el mundo de los vivos.

En la mayoría de estos contextos coloniales observamos un interés recíproco de las distintas sociedades humanas, provocando que el diálogo entre yo y el «otro» vaya creando discursos y estructuras que ayudan a estas sociedades a encajar la posición que tiene el «otro» dentro de su espacio mental. Por un lado, ciertas comunidades utilizan al otro para justificar su dominación e intentar enmarcarlos dentro de su cosmovisión, mientras que los otros adaptan sus actitudes y costumbres con la del dominador para poder integrarse y aprovechar los mecanismos que les ofrece el nuevo sistema. En este sentido, son de gran interés los trabajos de Arsenio Dacosta sobre la similitud construida por la nobleza tlaxcalteca con la universal hidalguía vizcaína para favorecer su posición en la estructura colonial y el trabajo de Izaskun Álvarez Cuartero sobre la instrumentalización ideológica que las élites criollas de México y Guatemala intentaron hacer del pasado prehispánico para dignificar el origen del hombre americano. En los dos trabajos se observa una apropiación de elementos ajenos a su cultura para justificar su posición y privilegios. Siguiendo esta línea, el análisis histórico realizado por Emilio José Luque sobre las ordenanzas municipales de ciertas ciudades americanas, como Bogotá, Ciudad de México, Caracas o Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XVIII, nos muestra cómo la élite local utilizó ese discurso de diferenciación negativa hacia «los otros» para construir su modelo ideal de ciudad ilustrada, siendo estos grupos objetos de medidas de control y sometimiento.

Entre las singularidades que determinan los estudios sobre la construcción de la alteridad, se encuentran aquellas que tratan sobre la asimilación de la diferencia por parte de la identidad foránea y de su representación en las expresiones artísticas y culturales. En esta línea, Víctor Mínguez, Alberto Baena Zapatero y Scarlett O’Phelan Godoy abordan este tema de apropiación de elementos culturales desde distintas perspectivas. Mientras el primero nos muestra la difícil integración y evolución de la imagen del otro en el arte efímero de las fiestas americanas, los otros dos trabajos tratan el tema desde la historia del arte, centrándose respectivamente en el estudio de los biombos novohispanos surgidos a partir del siglo XVII y los cuadros de castas en el Perú virreinal antes y después de las revueltas que sacudieron la región en el siglo XVIII.

El estudio de cómo se construyen las imágenes y percepciones del otro desde Europa muchas veces ha caído en la utilización de macrorrelatos que servirían como modelo explicativo homogéneo en un territorio concreto, explicando de manera predeterminada las relaciones de los distintos sujetos. Debido a esta limitación, el estudio de José Manuel Santos sobre el Diálogo das grandezas do Brasil, escrito por Ambrosio Fernandes Brandão, es de gran interés, ya que analiza una obra donde se ofrece un testimonio particular del autor, quien seguramente fuera un criptojudío con motivaciones diferentes del resto de los colonos, mostrando así una visión distinta de la situación colonial en el Brasil del siglo XVII.

Por último, debido al gran esfuerzo interdisciplinar que recoge el libro, los estudios de la alteridad se extienden geográficamente y cronológicamente hacia la Filipinas y el Marruecos del siglo XIX. Las aportaciones de Ana Ruiz y Camilo Herrero nos ayudan a entender mejor en el contexto español de qué manera se fueron transformando o reforzando los discursos acerca del otro, teniendo en cuenta el contexto donde el nacionalismo decimonónico es tomado de base para un renovado imperialismo característico del siglo XIX. En el caso de Filipinas se analiza acertadamente cómo las dificultades de evangelización y conquista de la parte norte de la isla de Luzón estructuran un discurso exacerbando el «salvajismo» y «holgazanería» de estos pueblos que, unido a las tesis de superioridad racial del siglo XIX, conformaron un imaginario irreal de los habitantes de esta zona. Por otro lado, en el caso del país magrebí, se analiza cómo las expresiones culturales de la época reforzaron la idea de superioridad de los españoles frente a los marroquíes dentro del contexto de la guerra de África, la cual coincidió con la génesis del nacionalismo español que se verá reforzada por este conflicto.

En conclusión, esta obra con valiosas aportaciones trata de interrogar al pasado sobre un tema determinante del ser humano, el cómo nos diferenciamos del resto de grupos y colectividades. El análisis de la construcción de la identidad y la alteridad desde una perspectiva interdisciplinar nos ayudará a comprender mejor los problemas sociales y culturales que suceden en las «cuatro partes del mundo».

Ander Espallargas Bustinduy

Universidad de Salamanca